Días que no apetece tocar la cámara

Ves fotos, piensas en fotos, editas fotos, copias fotos, grabas fotos, vendes fotos, el mundo de la fotografía te absorbe, necesita un constante aprendizaje, ya sea visual, físico o creativo. No hay un día en el que no estés rodeado de fotografía, sea con la cámara en mano, con el lápiz, con el ratón o simplemente sentado en el sillón.

Intentas desconectar de la fotografía, simplemente sabes que necesitas un pequeño descanso, necesitas no mirar esas tostadas del desayuno como atrezzo, necesitas olvidar el reflejo que la luz de la cocina produce sobre la cuchara, necesitas dejar de pasar la mano sobre el mantel para que quede completamente liso.

Te duchas, piensas en las gotas cayendo por el grifo, piensas en las diferentes formas que tomarían según la velocidad a la que pudieramos congelar su movimiento y lo bonitas que quedarían con un color llamativo de fondo y no el triste gris metálico de las piezas de la grifería.

Te vistes, ves lo bien que quedaría la bota desatada y completamente abierta, pero así no se puede salir a la calle y decides arreglarte como una persona normal, tú no vas a ser fotografiado.

La calle es un maldito escenario gigante que te estresa constantemente, ves composiciones en los parques, líneas de fuga en la carretera, reflejos en las cristaleras difíciles de corregir en el postproceso así que vamos a evitarlas, coches aparcados al final de una vía interesante que deberemos borrar con el tampón de clonar, chicas con unas ropas muy llamativas que quedarían geniales con el fondo de color graffito, un perro que nos mira, no me interesa.

Llegas al estudio, ves tu ordenador y esa pantalla panorámica de no se cuantas pulgadas que sólo sabe mostrar fotografías, es más, quizás nunca fue diseñada para otro fin. Enciendes el ordenador, una fotografía de fondo de pantalla y un motón de iconos de programas fotográficos.

Sigues intentando desconectar de la fotografía, entras en internet con la intención de ver algo relajado, necesitas despejarte, pero sin saber por qué terminas viendo videos en youtube sobre la última sesión de moda de cierto fotógrafo para cierta revista. Lo cierras, miras a tu derecha y sólo ves libros de fotografía, miras a tu izquierda y ves fotos impresas, miras detrás y ves más fotos enmarcadas, miras al suelo… ahí están los álbumes de muestra de las bodas.

Entonces buscas un recurso fácil y rápido, una película, pero no ha hecho más que empezar y te pones a criticar el tipo de fotografía que han decidido para ciertos planos. Parece que no hay salida, estás predestinado a morir pensando en fotografía, en como quedará visualmente nuestro ataud, si nos maquillarán bien, si no me saldrá papada o si se notarán mucho las entradas (¡diablos! si ya estás muerto, cállate un poco).

Después de un día agotador, la única solución es volver a casa y dormir. Incluso la lectura de un libro te transporta a cada uno de sus rincones y los ves con mayor claridad que la propia realidad.

Duermes y sueñas con la próxima foto, con la foto que realizarás dentro de 5 años, que cámara tendré, si seguiré disfrutando igual de la fotografía. Por fin unas horas de paz, pierdes la noción del tiempo, te has dormido y a las 6 horas te despiertas, con esa sensación de que vuelves a la rutina, vuelves a pensar en la fotografía.

Written by Vicente Alfonso