Esta es mi pequeña historia de como me convertí en fotógrafo y empecé a vivir de mi pasión

Si hay algo que tengo claro, es que nadie me ha regalado nada, no vengo de una familia de fotógrafos de los que pude aprender, todo fue un cúmulo de circunstancias que me han llevado a donde estoy ahora.

Empecé en la fotografía con una mano delante y otra detrás. Me di de alta como autónomo sin nada, con un gasto extra de una subvención de la junta que debía asumir y si no cumplía con los plazos debería devolver, devolver un dinero que me había gastado y ya no podría recuperar.

Sin tener ni una boda contratada rechacé mi primera boda porque intentaron rebajarme el precio. Si algo tenía claro, es que quería hacer un trabajo de calidad y eso tenía un precio. Me mantuve firme en esa postura que casi me cuesta terminar con mi sueño antes de empezar.

Mi primer año fue negativo, tuve que hablar con mi padre casi entre lágrimas y decirle que no sabía si podría pagar mi siguiente cuota de autónomo, no tenía dinero para ello y tenía todo un equipo comprado que debería vender para intentar devolver parte de esa ayuda.

Por suerte, casualidades de la vida, contraté un reportaje ese mismo mes, con el que pude pagar esa cuota y seguir un mes más y no tener que pedir ese dinero. Después salió otro y pude volver a pagar el mes. Al menos me daba para pagar los impuestos, porque no me daba para más.

Después de seguir luchando otro año, pude ver algo de claridad muy por encima mía, por «suerte» estaba tan enterrado que no podía hundirme más, eso al menos me recordaba cada mes que nada podía ir a peor.

Pasaron varios años, el boca a boca, internet, y mi trabajo empezó a dar sus frutos. La gente se empezó a interesar por mis reportajes, espabilé y empecé a aplicar todo lo aprendido. Dejé de recibir hostias a cambio de alguna que otra felicitación.

La fotografía, hacer lo que me gusta me ha demostrado que hay que luchar por lo que uno quiere, que se puede llegar a vivir con un trabajo que te apasiona y te llena por completo. Pero también me ha demostrado que la vida no es un cuento de príncipes y princesas, pues también pudo haber salido mal y no haber llegado nunca a cumplir ni siquiera el inicio de mi propio cuento.

Hoy día tampoco sé hasta cuando durará este sueño, quién sabe, la vida da taaaantas vueltas. Pero tampoco voy a ser melodramático, por suerte, por azares del destino, también quizás por el duro trabajo y un poco del resto, pude empezar a vivir de la fotografía hace ya unos cuantos años.

La fotografía no te hace rico, sólo unos pocos privilegiados en el mundo podrán, pero el resto de mortales tenemos suficiente con ser felices con lo que hacemos y contagiar esa felicidad al resto.

Hay que disfrutar el presente, no pensar en el pasado y pensar sólo un poco en el futuro. Disfruta de lo que haces, porque quizás algún día lo recuerdes con anhelo o quizás algún día, simplemente mires atrás y todo haya parecido un sueño.

Yo mientras tanto seguiré viviendo el mío y sabiendo que cuando mire atrás, me sentiré super orgulloso de todo lo que hice, porque al menos lo intenté.

Written by Vicente Alfonso