(estábamos en la Plaza Mayor, pero de la emoción me equivoqué jajaja)
Ayer estuvimos de photowalk por Madrid una buena tropa de viciosos de la fotografía, entre ellos Mauro (fotomaf) quién me prestó muy amablemente su Leica M8 y un 28mm con la que me pasé toda la tarde afotando.
Suelo ir a los photowalk con la vieja Canon 5D clásica y el Canon 50 1.4, a los que no suelo hacer mucho caso, pues me gusta estar charlando con todo el mundo. Pero en esta ocasión fue diferente.
Cogí la Leica M8 y no la solté hasta que me quedé sin batería, sin parar de hacer fotos. Fue algo diferente, transmitía nuevas sensaciones que no se tienen al disparar con otra cámara.
Para empezar hay que decir, que la Leica M8 es una cámara señorial, con gran pachorra, lenta, tranquilota, a la que no se la puede meter prisa. Los accesos para cambiar el ISO o velocidad de obturación no son tan rápidos como en una reflex, aún tienendo esa rueda tan típica arriba a la derecha para variar la velocidad. Es una cámara para pensar y disfrutar de cada click.
Al enfoque y diafragma manual cuesta acostumbrarse. Me diréis que no es tan diferente como en una reflex, y es verdad, pero había algo que complicaba la fotografía y todavía sigo pensando que era. Se enfoca mediante pantalla partida, es decir, mediante el paralelaje de dos rectángulos que muestran la misma imagen, cuando esas dos imágenes forman una sóla, es que el enfoque está correcto. La verdad, para fotografía callejera se me hacía lentísimo y me salieron un montón de fotos desenfocadas, pero claro, todo es acostumbrarse. Parece que una vez aprendes a usarlo, el enfoque es rapidísimo.
Es curioso, pero algo cambió en mi fotografía cuando empecé a usar la Leica. Estoy seguro que es todo psicológico, pero te hace sentir más lanzado, pierdes el miedo y te lanzas a la aventura por la calle sin pensar en nada más que hacer fotos a todo lo que se mueve. Quizás sea su tamaño, su historia, no lo sé, pero no hago las mismas fotos cuando salgo con el gigante MK2.
El botón del disparador es mágico, su tacto, el sonido que acciona al disparar la cámara, es todo muy clásico, a la vieja usanza.
Su construcción es muy robusta, sentías el acero frío y pesado en tu mano, como si de un rifle se tratara.
Mirando a través del visor te sientes raro, parte de la foto te la tapa el objetivo que aparece abajo a la derecha, dando la sensación de que se va a entrometer en el resultado final. El minúsculo exposímetro que incorpora casi no se ve y menos cuando tienes luz directa. Por lo que al final acabas haciendo fotos en modo prueba y error, hasta que consigues clavar a tu gusto.
Uno de los automatismos que dejé encendido fue el del ISO automático, que al final tuve que quitar también, pues el enfoque puntual me cambiaba el resultado final al reencuadrar. Finalmente opté por usar la cámara totalmente en manual y la verdad, no tiene nada que ver a usar una reflex en manual, era todo mucho más «mecánico» y más divertido, casi como de una analógica se tratara.
Al final lo mejor para exponer la foto correctamente, era ir aprendiendo en cada situación los parámetros adecuados.
Lo pasé de lujo, hacía mucho tiempo que no tiraba tantas fotos sin parar y con la misma ilusión que cuando me compré mi primera reflex. Creo que hasta que no se usa, no se puede hablar de lo que realmente transmite una cámara telemétrica como esta.
Os dejo unas primeras muestras de las fotos que realicé. Subiré más en estos días.
Acaba de salir la primera beta de lightroom 4 para descargar, sin restricciones, cualquiera puede hacerse con una copia gratuita. Estará activada hasta que aparezca la versión completa.
Mientras tanto, hemos echado un breve vistazo a las nuevas opciones, que a primera vista son más bien pocas.
También parece ser, se podrán editar videos, aunque por ahora la única novedad es que el nuevo lightroom 4 incluye su propio reproductor de video. He intentado editar un video de la Canon 5D mk2 y del Iphone 4S y en ambos casos me ha saltado el aviso de «video no admitido para revelar», por lo que no sé si en futuras versiones habrá esa posibilidad o seguiremos como hasta ahora. Lo único que nos deja hacer con los videos aparte de reproducirlos, es realizar una captura de pantalla.
Hace apenas un mes que recibí el libro Captura digital y revelado de RAW por medio de Hugo Rodriguez, al cual se lo agradezco muchísimo.
Para empezar, no soy un apasionado de los libros de técnicas fotográficas, que no hacen más que copiarse unos de otros, contando pocas novedades y en la mayoría de los casos, ninguna. Pero siempre hay libros que por una u otra razón me terminan por llamar la atención y me apetece leer.
Si este libro entró entre una de mis preferencias fue por su autor, de sobra conocido en internet y al que he vistiado su web en incontables ocasiones para informarme sobre temas de color, calibración… etc. Si hay algo que tiene Hugo Rodriguez, es que es un investigador nato, le gusta comprobar por si mismo las casusas y efectos, y esto hace que sus artículos sean personales y diferentes al resto (algo que busco siempre en los libros que leo sobre fotografía).
Centrándonos un poco más en su libro, el cual lo conocí a través de internet, me decanté por esta edición por su contenido, como imagino el resto de lectores. Un libro te interesa por lo que en él se cuenta o por lo que pensamos que nos va a contar una vez leído el índice y alguna que otra reseña.
Por otro lado y algo que recuerdo que le interesó a su autor que criticara (y ahora entiendo el porqué) es la maquetación. Algo que quizás a veces queda en segundo plano y no se tiene en cuenta, pero que una vez le echas un vistazo, puedes comprobar la especial dedicación que debe llevar ciertas decesiones.
En este caso en la maquetación se ha preocupado por tener imágenes a un tamaño adecuado para su lectura, sin esos números o imágenes borrosas que en algunos casos pasan desapercibidas. Su autor me dio a entender, que se siente muy satisfecho de haber conseguido que cuando en un tema se señala una imagen en particular, podamos verla directamente en esa página o la siguiente y no estar buscando en los índices o entre las páginas, como pasa en algunos libros, que acabas encontrando la imagen sin acordarte de la referencia.
En cuanto a la estructura del libro, quizás al leer echo en falta algunos grados más de apertura entre páginas. Tapa blanda pero con una delicada y elegante presentación. Creo que la foto elegida (fantástica), así como los colores le dan un aspecto serio y elegante (todo completamente negro, con unas finas líneas de luz).
El tacto de este tipo de páginas siempre me ha producido algo de manía, ya que siento al pasar los dedos o uñas una sensación parecida al rechinar de una tiza en la pizarra. Y por desgracia, es algo que se usa prácticamente en todos los libros que he leído sobre fotografía. No sé quién y porqué se toma esta decisión. Aunque según me comenta su autor, el papel se llama estucado y es el de mayor calidad que podemos encontrar actualmente.
Como en todos los libros, o al menos que yo conozca, cuenta con solapa, que se usa como marcapáginas.
Dejando a un lado la calidad general de la encuadernación, entraremos en materia y en lo más importante, el contenido.
Comentaba al principio que si me decanto por un libro, es por la temática que se va a tratar. Ésta se basa en aspectos en parte conocidos y otros no tanto dentro del revelado del RAW y la toma de la fotografía, aunque esto último era algo que no me interesaba y al final ha sido más interesante de lo esperado.
El libro comienza con un primer capítulo muy escueto y básico sobre ciertos aspectos a tener en cuenta a la hora de configurar la cámara. Algo que irá «in crescendo» según vayamos avanzando en la lectura y que siempre será complemento del resto. Me resultó bastante básico para lo que ya conocía, aunque siempre con algún concepto interesante que aprender.
El segundo capítulo es bastante grueso en su lectura, aquí se mete de lleno en temas matemáticos y demostraciones sobre la imagen, sensores, el RAW, bits e incluso se atrave a tratar el tema sobre la elección de ordenador ¿Mac ó PC?, interesante ¿Verdad?.
Si bien es cierto que en la lectura del segundo capítulo tuve algún partón, pues llega a ser a veces muy técnico, su lectura cada vez me resultó más interesante, pues son datos y comprobaciones poco habituales de lectura en la mayoría de los medios y que siempre es importante intentar entender. Algo de parte histórica, y muchos conocimientos.
Es curioso como a veces leyendo el libro te encuentras entre unas páginas sencillas y fácilmente asimilables, para cambiar radicalmente a un tecnicismo bastante duro y nada asequible para aficionados a la fotografía con conocimientos muy básicos. Aquí es donde el autor pone de manifiesto su amplico conocimiento en la materia.
Aunque este tema lo aclara el autor desde el principio, no es un libro para adentrarse en la fotografía, sino para sacar más rendimiento a ésta, una vez la conocemos más a fondo. Y no hay dudad, de que en ciertos momentos es así e incluo más técnico de lo que podíamos esperar en un principio.
Para todo aquel que le ineteresen los datos, matemáticas, demostraciones y un poquito de historia, el capítulo 2 es sin duda la parte obligatoria de una relectura. No es asimilable con el primer vistazo. Y de verdad que se agradece que a los fotógrafos nos lo pongan un poquito más difícil de vez en cuando y salgamos de los datos habituales y simplistas.
Después de una dura lectura, pasamos a uno de los capítulos estrella y del cual tenía más ganas, el balance de blancos. Un detallado análisis sobre el WB, un concepto realmente importante y que muchas veces no se le presta la suficiente antención. Quizás, después de la lectura del libro de Hugo, cambiarás radicalmente en la forma de usarlo (yo apostaría a que lo harás).
A veces pensamos que un mínimo ajuste o simple cambio, no tendrá suficiente repercusión en nuestro trabajo final, pero sinceramente, quizás necesites leer un libro así para sacarte de dudas y hacerte ver que hasta el más mínimo detalle es importante en la copia final.
El siguiente capítulo no menos interesante (si, el libro según avanza se va volviendo más y más interesante) trata a fondo el histograma, la exposición, medición y otros tanto conceptos directamente relacionados con la luz. Y sin luz no hay fotografía, así que tú sabrás la importancia que le das.
El libro termina con un quinto capítulo que prácticamente equivale a la suma de los otros cuatro (en cuanto a páginas se refiere). Un completo estudio sobre los pasos necesarios para realizar un buen revelado. Explicando detalladamente la función de muchas de las opciones que habitualmente utilizamos, pero que no sabemos que función realizan internamente.
En este último capítulo me ha gustado que tratara el tema de la influencia de los distinto ajustes en la edición. Me estoy refiriendo a lo que muchas veces hemos pensado pero no hemos sabido a ciencia cierta, y es saber si variando ciertos valores del RAW antes o después puede ser determinante a la hora de trabajar. Veremos como hay ciertos ajustes con los que empezar y que son de vital importancia a la hora de revelar correctamente un RAW. Un método de trabajo a lo que él ha bautizado como «criterio de revelado universal», con el cual evitaremos tener que repetir ciertos ajustes una vez hayamos modificado otros.
En líneas generales y a modo de resumen, un libro bastante técnico, de una lectura bastante dura en ciertos momentos y con conceptos muy interesantes de los que aprender. Un comienzo muy narrativo y explicativo, que termina con ejemplos y pasos detallados sobre el revelado de RAW.
Como en todo libro, siempre habrá apartados que no te expliquen nada nuevo, pero de los cuales siempre sacarás algo más en claro. Y por supuesto, otros apartados en donde tendremos una cura de humiladad y reciclado necesario, fotográficamente hablando.
Su autor trata de enseñarnos a preparar nuestra cámara y conocmientos desde la captura de la imagen hasta el resultado final, el cual guardaremos en formato digital. Con unos conceptos muy interesantes sobre el color y el histograma.
Un libro con el que he aprendido cosas nuevas, he refrescado otras tantas y que estaba seguro que viniendo de Hugo Rodríguez un experto en esta materia no iba a quedar decepcionado.
Casualmente terminé de leerlo justo antes de los regalos de Reyes, no te voy a dar más pistas.
Se termina un nuevo año fotográfico, otro más como fotógrafo profesional, quién me lo iba a decir.
El número de fotos realizadas, la temática y todo ha cambiado. He tenido la suerte de tener trabajo de todos los tipos, y he podido aprender y disfrutar de cada uno de ellos. Si hay algo que tiene la fotografía, es que si realmente te gusta, se puede disfrutar haciendo cualquier tipo de foto. Si a esto le sumamos que vives de ello, que tu cámara es tu herramienta de trabajo, las sensaciones se multiplican y te acabas sintiendo orgulloso de ello, aún cuando quizás esta profesión no pase por su mejor momento. Quizás por eso, me siento más orgullo todavía de poder vivir de la fotografía.
Como todos los años, se suelen hacer números y por lo tanto voy a ver que números puedo sacar aproximados de todo lo que se refiere a la fotogafía.
Este año habré realizado unas 30.000 fotos, de las cuales se habrán editado aproximadamente el 15% y han acabado ocupando alrededor de 2 Tb (2.000 Gigas).
He comprado 4 discos duros de 2 Tb (2.000 Gigas), para trabajar y para los backup.
Compré mi primer mac, un macbookpro, con el cual trabajo conectado a un monitor externo y que me sirve para poder moverme con mi trabajo por todas partes.
Este año no he comprado apenas accesorios de fotografía, pues ya en el 2010 gasté una gran cantidad de dinero en mejorar mi equipo.
He tenido la suerte de poder conocer a gente maravillosa con la que he disfrutado muchísimo trabajando.
He aprendido lo duro de ser autónomo, a base de palos, pero que me han servido como experiencia en la vida. Ahora me siento mucho más preparado.
Y si hay algo maravilloso que recordaré siempre del 2011, será el poder estar viviendo como fotógafo profesional. Pensar en fotografía, editar fotografías, realizar fotografías, es todo lo que tengo que hacer a diario y es para mi un privilegio. Gracias a vuestra confianza.
Muchísimas gracias a todos por hacer de 2011 un año maravillo.
Por otra parte, en el blog fotoaprendiz estamos rozando las 40.000 visitas únicas mensuales y 200.000 páginas vistas. Hemos superado de largo el millón de visitas desde que se empezó el blog. Hay casi 3000 personas suscritas mediante feed. Y cada vez más personas confían en el contenido personal. ¡Muchas gracias!
Para terminar y por cuarto año consecutivo, añadiré una pequeña selección de las que por unos u otros motivos, ya sean técnicos o de belleza visual, me parecen mis mejores fotos del año.
Felices fiestas.
Dada la resolución a la que subo las fotos a internet, no están preparadas para verse a pantalla completa.