Que mejor que varias fotografías a máxima resolución para ver a pleno detalle las imágenes obtenidas con la Sony Alpha 99 y la lente Carl Zeiss 24-70.
Por otro lado, también he decidido enlazar varios RAWs de la Sony Alpha 99, para que podáis cacharrear con ellos y comprobar su versatilidad. Seguramente necesitéis tener vuestros programas de revelado RAW con las últimas versiones, pues esta cámara lleva muy poco tiempo en el mercado. Espero os puedan ser de utilidad.
En este enlace podréis descargar 3 RAW de varias fotos de prueba que he realizado esta mañana.
A continuación os muestro varias fotografías de estudio que he realizado durante estos meses. Comprobaréis que el detalle y definición de esta cámara, es sobresaliente.
Pinchad en las imágenes para verlas a máxima resolución.
Todo trabajo tiene un final, algo que comenzamos lo debemos terminar y la forma en que se termine viene determinada por el destino final.
Por ejemplo, suponemos que el propósito final de una película es proyectar el trabajo en una buena sala, para que todo el dinero que nos hemos gastado en la producción sea apreciado al máximo, tanto en sonido como en imagen.
Pero ¿Cual es el destino final en fotografía? ¿Un monitor, un álbum de 20 euros, un álbum profesional?
Todo esto me vino a la cabeza pensando en los precios de los trabajos de bodas. Hay muchos trabajos que se ofrecen directamente en un pendrive, entregando así los archivos fotográficos en alta calidad y ahorrando en álbum. Y me imagino los problemas que pueden ocasionar y otros que he comprado directamente:
1. Es muy probable que una familia normal, no haya calibrado su monitor, ni sepa siquiera que es eso. Por lo que no sabemos como verán las fotos, posiblemente los tonos varíen a como realmente son.
2. Probablemente si imprimen una fotografía no van a saber sacar las tonalidades, ni usar las calidades del papel profesional que hay en el mercado, perdiendo textura y calidad en el formato final.
3. Encargar un álbum de 20-30 euros los cuales dan una calidad pésima en comparación con cualquier álbum profesional de fotografía. Por lo que las fotos perderán en definición, colores, textura en un nivel altamente alarmante.
Estos son uno de los principales problemas de la era digital, pero hay muchos más.
Ahora el trabajo que se entrega a un usuario final puede derivar en otros. Hace años, los trabajos se entregaban generalmente ya revelados en papel, y de nosotros dependía en el medio donde pegarlo, pero no variábamos el formato final.
Ahora las imágenes se entregan en JPG, editadas perfectamente, ajustados los colores y un largo etcétera, pero ese archivo se verá diferente en función del destino final que usemos para reproducirlo. Y ya sin contar que para revelar una archivo digital, no basta con llevar el archivo a la tienda de copias más cercana. Hay que realizar una edición concreta para un laboratorio en concreto y así sacar una fotografía lo más parecida a lo que veíamos en nuestro monitor.
Todavía hay mucha desinformación en la era digital, esa era en la que es más fácil que nunca realizar una fotografía, pero que es más difícil que nunca explicar que los medios de reproducción necesitan estar preparados para ello.
Acaba de salir la primera beta de lightroom 4 para descargar, sin restricciones, cualquiera puede hacerse con una copia gratuita. Estará activada hasta que aparezca la versión completa.
Mientras tanto, hemos echado un breve vistazo a las nuevas opciones, que a primera vista son más bien pocas.
También parece ser, se podrán editar videos, aunque por ahora la única novedad es que el nuevo lightroom 4 incluye su propio reproductor de video. He intentado editar un video de la Canon 5D mk2 y del Iphone 4S y en ambos casos me ha saltado el aviso de «video no admitido para revelar», por lo que no sé si en futuras versiones habrá esa posibilidad o seguiremos como hasta ahora. Lo único que nos deja hacer con los videos aparte de reproducirlos, es realizar una captura de pantalla.
Hace apenas un mes que recibí el libro Captura digital y revelado de RAW por medio de Hugo Rodriguez, al cual se lo agradezco muchísimo.
Para empezar, no soy un apasionado de los libros de técnicas fotográficas, que no hacen más que copiarse unos de otros, contando pocas novedades y en la mayoría de los casos, ninguna. Pero siempre hay libros que por una u otra razón me terminan por llamar la atención y me apetece leer.
Si este libro entró entre una de mis preferencias fue por su autor, de sobra conocido en internet y al que he vistiado su web en incontables ocasiones para informarme sobre temas de color, calibración… etc. Si hay algo que tiene Hugo Rodriguez, es que es un investigador nato, le gusta comprobar por si mismo las casusas y efectos, y esto hace que sus artículos sean personales y diferentes al resto (algo que busco siempre en los libros que leo sobre fotografía).
Centrándonos un poco más en su libro, el cual lo conocí a través de internet, me decanté por esta edición por su contenido, como imagino el resto de lectores. Un libro te interesa por lo que en él se cuenta o por lo que pensamos que nos va a contar una vez leído el índice y alguna que otra reseña.
Por otro lado y algo que recuerdo que le interesó a su autor que criticara (y ahora entiendo el porqué) es la maquetación. Algo que quizás a veces queda en segundo plano y no se tiene en cuenta, pero que una vez le echas un vistazo, puedes comprobar la especial dedicación que debe llevar ciertas decesiones.
En este caso en la maquetación se ha preocupado por tener imágenes a un tamaño adecuado para su lectura, sin esos números o imágenes borrosas que en algunos casos pasan desapercibidas. Su autor me dio a entender, que se siente muy satisfecho de haber conseguido que cuando en un tema se señala una imagen en particular, podamos verla directamente en esa página o la siguiente y no estar buscando en los índices o entre las páginas, como pasa en algunos libros, que acabas encontrando la imagen sin acordarte de la referencia.
En cuanto a la estructura del libro, quizás al leer echo en falta algunos grados más de apertura entre páginas. Tapa blanda pero con una delicada y elegante presentación. Creo que la foto elegida (fantástica), así como los colores le dan un aspecto serio y elegante (todo completamente negro, con unas finas líneas de luz).
El tacto de este tipo de páginas siempre me ha producido algo de manía, ya que siento al pasar los dedos o uñas una sensación parecida al rechinar de una tiza en la pizarra. Y por desgracia, es algo que se usa prácticamente en todos los libros que he leído sobre fotografía. No sé quién y porqué se toma esta decisión. Aunque según me comenta su autor, el papel se llama estucado y es el de mayor calidad que podemos encontrar actualmente.
Como en todos los libros, o al menos que yo conozca, cuenta con solapa, que se usa como marcapáginas.
Dejando a un lado la calidad general de la encuadernación, entraremos en materia y en lo más importante, el contenido.
Comentaba al principio que si me decanto por un libro, es por la temática que se va a tratar. Ésta se basa en aspectos en parte conocidos y otros no tanto dentro del revelado del RAW y la toma de la fotografía, aunque esto último era algo que no me interesaba y al final ha sido más interesante de lo esperado.
El libro comienza con un primer capítulo muy escueto y básico sobre ciertos aspectos a tener en cuenta a la hora de configurar la cámara. Algo que irá «in crescendo» según vayamos avanzando en la lectura y que siempre será complemento del resto. Me resultó bastante básico para lo que ya conocía, aunque siempre con algún concepto interesante que aprender.
El segundo capítulo es bastante grueso en su lectura, aquí se mete de lleno en temas matemáticos y demostraciones sobre la imagen, sensores, el RAW, bits e incluso se atrave a tratar el tema sobre la elección de ordenador ¿Mac ó PC?, interesante ¿Verdad?.
Si bien es cierto que en la lectura del segundo capítulo tuve algún partón, pues llega a ser a veces muy técnico, su lectura cada vez me resultó más interesante, pues son datos y comprobaciones poco habituales de lectura en la mayoría de los medios y que siempre es importante intentar entender. Algo de parte histórica, y muchos conocimientos.
Es curioso como a veces leyendo el libro te encuentras entre unas páginas sencillas y fácilmente asimilables, para cambiar radicalmente a un tecnicismo bastante duro y nada asequible para aficionados a la fotografía con conocimientos muy básicos. Aquí es donde el autor pone de manifiesto su amplico conocimiento en la materia.
Aunque este tema lo aclara el autor desde el principio, no es un libro para adentrarse en la fotografía, sino para sacar más rendimiento a ésta, una vez la conocemos más a fondo. Y no hay dudad, de que en ciertos momentos es así e incluo más técnico de lo que podíamos esperar en un principio.
Para todo aquel que le ineteresen los datos, matemáticas, demostraciones y un poquito de historia, el capítulo 2 es sin duda la parte obligatoria de una relectura. No es asimilable con el primer vistazo. Y de verdad que se agradece que a los fotógrafos nos lo pongan un poquito más difícil de vez en cuando y salgamos de los datos habituales y simplistas.
Después de una dura lectura, pasamos a uno de los capítulos estrella y del cual tenía más ganas, el balance de blancos. Un detallado análisis sobre el WB, un concepto realmente importante y que muchas veces no se le presta la suficiente antención. Quizás, después de la lectura del libro de Hugo, cambiarás radicalmente en la forma de usarlo (yo apostaría a que lo harás).
A veces pensamos que un mínimo ajuste o simple cambio, no tendrá suficiente repercusión en nuestro trabajo final, pero sinceramente, quizás necesites leer un libro así para sacarte de dudas y hacerte ver que hasta el más mínimo detalle es importante en la copia final.
El siguiente capítulo no menos interesante (si, el libro según avanza se va volviendo más y más interesante) trata a fondo el histograma, la exposición, medición y otros tanto conceptos directamente relacionados con la luz. Y sin luz no hay fotografía, así que tú sabrás la importancia que le das.
El libro termina con un quinto capítulo que prácticamente equivale a la suma de los otros cuatro (en cuanto a páginas se refiere). Un completo estudio sobre los pasos necesarios para realizar un buen revelado. Explicando detalladamente la función de muchas de las opciones que habitualmente utilizamos, pero que no sabemos que función realizan internamente.
En este último capítulo me ha gustado que tratara el tema de la influencia de los distinto ajustes en la edición. Me estoy refiriendo a lo que muchas veces hemos pensado pero no hemos sabido a ciencia cierta, y es saber si variando ciertos valores del RAW antes o después puede ser determinante a la hora de trabajar. Veremos como hay ciertos ajustes con los que empezar y que son de vital importancia a la hora de revelar correctamente un RAW. Un método de trabajo a lo que él ha bautizado como «criterio de revelado universal», con el cual evitaremos tener que repetir ciertos ajustes una vez hayamos modificado otros.
En líneas generales y a modo de resumen, un libro bastante técnico, de una lectura bastante dura en ciertos momentos y con conceptos muy interesantes de los que aprender. Un comienzo muy narrativo y explicativo, que termina con ejemplos y pasos detallados sobre el revelado de RAW.
Como en todo libro, siempre habrá apartados que no te expliquen nada nuevo, pero de los cuales siempre sacarás algo más en claro. Y por supuesto, otros apartados en donde tendremos una cura de humiladad y reciclado necesario, fotográficamente hablando.
Su autor trata de enseñarnos a preparar nuestra cámara y conocmientos desde la captura de la imagen hasta el resultado final, el cual guardaremos en formato digital. Con unos conceptos muy interesantes sobre el color y el histograma.
Un libro con el que he aprendido cosas nuevas, he refrescado otras tantas y que estaba seguro que viniendo de Hugo Rodríguez un experto en esta materia no iba a quedar decepcionado.
Casualmente terminé de leerlo justo antes de los regalos de Reyes, no te voy a dar más pistas.