El exposímetro, ese gran olvidado

Desde que empezaron a aparecer las primeras reflex digitales, uno de los grandes avances fue la integración de un exposímetro, algo que era poco habitual en cámaras analógicas bastante antiguas. Pero aunque algunos modelos incorporaban algún tipo de indicador, nada que ver con lo que muestran ahora los modelos más modernos de reflex.

Me imagino en los tiempos en que la exposición se media a ojo en la mayoría de las ocasiones, después de haber aprendido de los errores de un día tras otro de trabajo. Que duro debía ser llegar a casa y encontrarte con todo el carrete desperdiciado, sin poder recuperar ninguna de las fotos.

Actualmente las facilidades del formato digital son inmensas, lo contado arriba no es más que una pequeña parte de toda esta gran evolución.

Curiosamente, cada año que pasa uso menos el exposímetro de la cámara, yo diría que hace bastante tiempo que no lo uso. Parece mentira, que algo tan valioso y que tardaron siglos en implementarse, ahora pueda ser un sistema de apoyo, más que de ayuda ¿Qué ha cambiado en la fotografía actual?

Pues principalmente, las pantallas. Actualmente no sólo revisamos la configuración de la cámara antes de disparar una foto, sino que revisamos la pantalla y en función de como veamos la foto, realizamos unos u otros cambios. Disponemos de un histograma para revisar los canales, a veces incluso en tiempo real, avisos de zonas quemadas y empastadas y un sin fin de valores que varían de uno modelo a otro.

Por esta razón, hace mucho que yo no miro el exposímetro al tirar una foto. Tengo en mente la profundidad de campo que necesito, la velocidad mínima para congelar el instante concreto y a partir de ahí miro la pantalla y ajusto en función de lo que veo.

Cada vez más la fotografía no es sólo un una cámara con la que inmortalizar los recuerdos o los momentos únicos que vivimos, sino también el reflejo de la parte artística que se encuentra dentro de nosotros. Ya no nos basta con congelar un instante, debe mostrar realmente lo especial que fue.

Por ese y otros miles de motivos, mi fotografía actualmente se basa en lo que quiero ver y no en lo que la cámara me dice. No quiero exponer correctamente un punto, no quiero exponer realmente una amplia escena, quiero iluminar como a mi me apetece, quiero iluminar y congelar ese instante como yo realmente lo veo. Para que quiero exponer con respecto al punto que considero importante, si el resto de la escena se va a perder, para que quiero exponer todo correctamente si eso no refleja la iluminación que realmente envuelve una escena emotiva o divertida… El exposímetro te da una medición exacta, es una especie de consejero, pero nosotros ya no queremos ser políticamente correctos, hemos perdido el miedo a la fotografía y a experimentar con ella.

Después de hacer miles de fotos cuando llegas a un punto de la misma, es fácil saber de carrerilla los valores que necesitamos para sacar de la escena esa luz que buscamos y si no lo hemos conseguido, con el primer vistazo a la pantalla se soluciona. A veces si la escena es complicada, echamos mano del exposímetro, y a partir de ahí ajustamos para arriba o para abajo, rara vez en el centro.

Ahora tenemos no se cuantas formas de medir una escena, pero al final la pantalla y lo que vemos, es lo que nos sirve como medición. Al menos así lo veo yo actualmente.

Written by Vicente Alfonso