El desenfoque te lo pone fácil

Foto realizada por el fotógrafo Vicente Alfonso en exteriores

Algo que veo habitualmente ya desde hace un par de años (sobre todo en flickr), es el abusivo uso de objetivos con grandes aperturas, con los que conseguir desenfoques tremendos en casi cualquier tipo de situación, ya sea en situaciones donde nos encontramos muy cerca del sujeto principal o relativamente alejados.

No sé a que puede ser debido, pero algo que me ronda la cabeza es por la facilidad de hacer fotos llamativas con el mínimo esfuerzo. A que me refiero con el mínimo esfuerzo… Creo que el desenfoque es una de las partes más fáciles de aprender y dominar en la fotografía, y el cual suele ser muy llamativo en los inicios o en gente poco familiarizada con la fotografía. Disparar una foto con un 85mm 1.8 o un 50mm 1.4 a su máxima apertura nos garantiza una foto decente casi siempre.

Hace poco me comentaron el entusiasmo de alguien que había contratado cierto fotógrafo para su boda, porque según sus explicaciones conseguía enfocarle a él y que el fondo se viera borroso.

Pero cambiemos de tercio y pasemos a una apertura del tipo de f8 para un retrato con un poquito de paisaje ¿Hay que componer, verdad? Esa composición ya no se trata de enfocar y disparar, sino de visualizar una escena al completo y no sólo al sujeto principal. Una escena que en su totalidad represente una parte de la foto, que tenga una pequeña lectura.

Foto realizada por el fotógrafo Vicente Alfonso en los carnavales de Navalmoral de la Mata del 2010

El resultado del desenfoque es una reducción de información, mostrar un gesto, una mirada, un objeto sin nada más que distraiga nuestra atención, si acaso acompañarla con algún juego de luces potente y que adorne un poco más nuestro trabajo final. Es al fin y al cabo, concretar en algo.

El resultado de una gran profundidad de campo es mostrar una gran cantidad de información, algo que se puede leer mirando en diferentes líneas de la imagen y que en su conjunto forma algo entendible. Sinceramente, creo que es la parte más complicada de la fotografía.

Está claro que se puede jugar con muchos tipos de desenfoques, los hay más o menos agresivos, y que en algunos casos sirven para dar una nueva lectura en un segundo plano. Pero cuando no hay desenfoque que valga, y nuestra imagen destila información por todos los costados, más nos vale haber afinado el ojo, porque sino lo más seguro es que el resultado sea completamente caótico y produzca una mala recepción visual.

En bodas se usa mucho el desenfoque, pero es que no te queda otra en la mayoría de los casos, ya que no se suele trabajar sobre escenarios controlables y debes desenfocar para evitar algo que pueda estropear la foto. Digo bodas, como cualquier otra disciplina en las que el entorno no funcione o porque la luz ambiente no es suficiente. De ahí que cuando en estos trabajos se consigue sacar un gran plano, con mucha profundidad de campo y detalle, la foto suele lucir bastante más que las fotos con un diafragma muy abierto.

A mi me encantan los desenfoques, pero actualmente me parece mucho más complicado y disfruto más de un foto con detalle, aquellas en el que un escenario viste al protagonista sin pasar desapercibido pero sin estorbar. Algo muy habitual en fotografía de moda y que muchas veces no apreciamos.

Written by Vicente Alfonso