A todos alguna vez nos llega el momento de cambiar de cámara, ya sea porque ha salido un nuevo modelo o porque simplemente nos apetece cambiar. Generalmente se cambia mucho antes de terminar con la vida útil del obturador, que suele durar entre los 40.000 y 150.000 disparos (en las reflex profesionales).
Un aficionado rara vez llegará a esos límites, pero ¿Por qué cambiamos antes de que la cámara deje de funcionar?
Podría resumirse en tres puntos:
- Si no hubiera tanta publicidad, si no fuera tan asequible pedir un préstamo o juntar unos ahorrillos para un nuevo modelo ¿Estaríamos tan pendientes de cambiar de cámara?
- El aburrimiento puede jugarnos malas pasadas.
- Hay que tener siempre presente la siguiente pregunta ¿Realmente necesitamos cambiar?